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José Miguel Santamaría Uribe

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En contravía

Aunque no lo dice de frente, el Gobierno quiere expropiar o nacionalizar todo lo que se le pasa por delante. Como la legislación y la institucionalidad en Colombia no lo dejan, lo que ha hecho es intervenir entidades por supuestos malos manejos o falta de viabilidad.

José Miguel Santamaría
26 de abril de 2024

No sé si es afortunado o desafortunado ser el país latinoamericano que se demoró más en tener en el poder un gobierno de izquierda. Aunque no es tan claro que Petro la represente. Más bien parece un nacionalismo chambón e ilusorio. Ojalá no seamos también los que salgamos más tarde de esta pesadilla.

El mundo actual es muy diferente al que pretende conocer Petro. La mayoría de las leyes y actos de este gobierno parecen sacados de una película de la época de la cortina de hierro. Lo paradójico es que ya no existe ni esa cortina ni ningún país buscando ese camino.

Aunque no lo dicen de frente, el Gobierno quiere expropiar o nacionalizar todo lo que se le pasa por delante. Como la legislación y la institucionalidad en Colombia no lo dejan, lo que ha hecho es intervenir entidades por supuestos malos manejos o falta de viabilidad y así quedar con el control de las mismas. El camino es que primero las llevan a niveles de iliquidez, dejándoles de girar recursos o generándoles caos operativo, para después intervenirlas.

Es que van en contravía del mundo actual. Por ejemplo, la reforma pensional no arregla el principal problema de fondo del sistema, que es que muchísimas personas no cotizan y, por lo tanto, no se pensionan. Mientras sigamos teniendo un sistema laboral tan sumamente rígido y no exista la posibilidad de un empleo por horas nada pasará diferente a que nos llenemos de subsidios y papá gobierno se endeude cada día más. Acordémonos que Argentina siguió este camino de nacionalizar las pensiones, acabar con los fondos privados, y terminó con esos recursos: se los gastó todos.

Al cierre del miércoles, en la alocución presidencial, Petro pidió a la Cámara de Representantes subir el umbral de cotización acordado en el Senado de 2,3 SMLV a 4 SMLV, lo cual rompería los acuerdos hechos con anterioridad. Esto puede obedecer a una estrategia para que se caiga la reforma y poder seguir pregonando que no lo dejan gobernar y hacer los cambios que el pueblo pidió y así seguir el camino de la constituyente para quedarse en el poder. Amanecerá y veremos.

La supuesta reforma laboral, que debería fomentar el empleo formal, pretende hacer todo lo contrario: aumentar las prebendas para los sindicatos y volver el sistema más rígido. Obviamente, nada diferente se puede esperar de la ministra Ramírez, amante del socialismo del siglo XXI. Los jóvenes, que fueron los que lo eligieron, quieren cada día menos compromisos, menos rigidez en los contratos de trabajo. Hacia ese camino va el mundo desarrollado. Nosotros en contravía.

La marcha del domingo pasado fue un éxito rotundo. Golpeó el ego del Gobierno muy duro. Desafortunadamente, la reacción de Petro ha sido radicalizarse y atacar a la oposición, en vez de buscar más diálogo, que al parecer no le interesa. El Congreso también debe caer en cuenta de que en la marcha iba un mensaje para ellos, para que nos ayuden a atajar estos proyectos de ley totalitarios que nada traen de bueno, y especialmente para la Cámara de Representantes, juez natural del primer mandatario, institución que recibirá, a partir del 13 de junio, las investigaciones sobre incumplimiento de topes de la campaña presidencial de Petro y que podrá hacer historia si le quita la investidura a un jefe de Estado en Colombia.

Cada día que vivimos en esta contravía es más difícil manejarla, tanto las cortes como en el mismo Banco de la República se han empezado a hacer cambios y a ternar candidatos más afines al Gobierno, lo cual implica más gobernabilidad, más complacencia y menos posibilidad de que entregue el poder en el 2026.

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